En esta ocasión hay algo molesto que ocurre en la ciudad en las fechas pre-navideñas y que no se nos podía escapar : El consumo masivo. Desde semanas antes ya nos han marcado dichas fiestas con las luces callejeras y parece que estemos obligados a comenzar a comprar regalos aunque no queramos.
Si lo extrapolamos a la televisión, seguro que todos recordamos esos anuncios de juguetes que emiten por las mañanas entre los dibujos animados. Por supuesto, el producto en sí no nos interesa, pero sí esa letra pequeña que adorna el final de cada anuncio en forma de mensajes que nos ayudan a comprender mejor la publicidad engañosa, que viene a decir que nos mienten pero no nos mienten, que nos engañan pero de buenas, y que, en definitiva, hay que salir a comprarlo ya.
Cuando los Clicks de Playmobil aparecen surcando el más temerario de los mares entre la niebla y el oleajenos advertirán que es FICCIÓN PUBLICITARIA. Si el barco en cuestión funciona con baterías (aunque ojito, nos las encontraremos en la caja) leeremos PILAS NO INCLUÍDAS. Asimismo, es posible que el juguetito cueste MÁS DE 30 EUROS aunque SÓLO INCLUYE DOS UNIDADES que por supuesto SE VENDEN POR SEPARADO, no vayamos a pensar que cuando los niños abran el paquete el día de reyes salga un barco a toda vela lleno de clicks piratas que además andan solos y sufren una terrible tormenta.
La letra pequeña ya está en la calle (manteniendo su esencia y tamaño, por supuesto) y ha llegado a los rincones más concurridos por el consumo de ciudades como Sevilla o atractivos lugares de la capital madrileña como Gran Vía o Cortilandia.
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